Combatir el conformismo en la adolescencia puede ser una labor cada día más común. No olvidemos que esta es una época complicada para el ser humano. Mucha confusión, angustia, miedos… El individuo deja atrás la infancia y se enfoca hacia la adultez, un paso siempre complejo que trae consigo bastante inseguridad.

Además, durante la adolescencia, el joven termina de forjar su personalidad adulta. Pero, dado la inquietud que suele sufrir, cualquier opinión externa puede ser determinante en su forma de vestir, en sus preferencias culturales o incluso en su manera de comportarse.

Ahora bien, mientras algunos adolescentes exteriorizan todo ello con una notable pátina de rebeldía, otros, en su lugar, se conforman, no van más allá y se anclan en lo que ven en los demás sin buscar su propio camino.

El desarrollo durante la adolescencia

Como decimos, y como también afirma el psicólogo infantil Erik Erikson, la adolescencia está marcada por la búsqueda de la identidad adulta. O, como se dice de forma popular, la necesidad de encontrar su lugar en el mundo.

En este proceso, todos los actores que rodean al muchacho están implicados. Desde los padres hasta los profesores, pasando por la comunidad al completo, han de ayudar a los chicos a potenciar sus talentos buscando su idiosincrasia propia.

Y es que, eso que algunos llaman montaña emocional adolescente, que parece que no acabará nunca, sí que tiene un fin. Ahora bien, va a depender del chico, y también de su entorno, el hecho de que se convierta en un adulto saludable y seguro de sí mismo.

¿Cómo ayudar a combatir el conformismo en la adolescencia?

Como padres, como docentes y, en definitiva, como adultos, ¿cómo podemos ayudar a combatir el conformismo en la adolescencia? Será un trabajo constante el que tengamos que hacer, y tal vez no veamos frutos pasados unos años, pero debemos estar ahí para:

  • Motivar: hay que animar a los jóvenes para que exploren, para que sueñen y quieran descubrir nuevos horizontes que hagan su vida más plena.
  • Limitar razonablemente: hemos de ser conscientes de los límites que podemos y no podemos ponerles. Si son excesivos, podríamos provocar hastío, apatía o, lo que es peor, rebeldía excesiva y ansia por romper las reglas.
  • Evitar las luchas de poder: somos adultos y, por tanto, tenemos el mando. Ahora bien, que seamos la voz de autoridad no implica que tengamos que entrar en luchas de poder en las que siempre se imponga nuestro criterio.
  • Mantener abiertas las vías de comunicación: el punto anterior nos trae a este. Hay que hablar, hay que escuchar abiertamente y con sinceridad. Cuanto más y mejor conozcamos al adolescente, más sencillo resultará ayudarle. Pero para eso hemos de establecer diálogos sensatos y sensibles en los que los chicos se puedan abrir para conversar de una forma franca de sus emociones, sus anhelos, sus miedos y sus sentimientos.
  • Confiar en nuestras habilidades de crianza: es decir, si hemos hecho un buen trabajo promoviendo un desarrollo infantil adecuado durante los años anteriores, seguro que el adolescente será un chico seguro de sí mismo, con buen auto-concepto, responsable, con autoestima y con fortaleza. Por tanto, hay que trabajar con los muchachos desde su más tierna infancia.

Criemos adolescentes plenos, felices y seguros

Es normal que los adolescentes sientan la presión social de la familia, del grupo de amigos e incluso del colegio. Sin embargo, si están preparados, podrán seguir las reglas y sentirse parte importante de su entorno.

Para saber más sobre cómo combatir el conformismo en la adolescencia, recuerda que en  colegio bilingüe internacional de las Rozas de Madrid Logos International  disponemos de un equipo profesional de docentes y pedagogos como Isabel Ortín, responsable del departamento de Orientación, capaces de ayudar a cualquier familia en el correcto desarrollo de sus hijos, para que se formen como personas autosuficientes, seguras y plenas.