Somos conscientes de que trabajar con adolescentes rebeldes nunca es sencillo. Ya sea en casa, en el ámbito escolar, o incluso en un espacio laboral, pueden surgir problemáticas graves en cualquier lugar.

Ahora bien, tampoco hay que olvidar que la fase de la adolescencia es clave en el desarrollo humano, pues es el momento en el que se asientan las bases de la personalidad del individuo. Aquí es cuando se define la identidad, de ahí su importancia.

Por tanto, conviene tener presente siempre que, llegados a este punto, los individuos pasan por una especie de fase de desconexión en la que se busca más independencia, pese a que algunos, en sus ámbitos cercanos, son considerados aún como niños. Ahí es donde se empieza a gestar parte de esa rebeldía.

Es decir, comienzan a aparecer conflictos en los núcleos familiares que hacen que sean los contextos extra-familiares los que se conviertan en lugares ideales para que los jóvenes expresen su malestar y su frustración.

La estructura familiar

Hay que comprender que la estructura familiar adecuada es una base importante para los adolescentes. Según la descripción de Fishman, muy usada en el estudio psicológico de los jóvenes, todo adolescente rebelde suele desenvolverse en un ambiente familiar que se caracteriza por los límites porosos y las fronteras.

Para entendernos mejor, podemos decir que estas familias porosas se caracterizan por estar poco jerarquizadas, en las que todos saben mucho de todos y permiten que los consejos que llegan del exterior penetren con fuerza. Y esto puede provocar en los más jóvenes cierta intolerancia a la frustración, lo que los convierte en miembros más bien pasionales, conflictivos y rebeldes.

Evitar situaciones similares implica un estilo de crianza basado en un apego seguro y la disciplina positiva, creando ambientes que permitan hablar, negociar y llegar a acuerdos.

Consejos para trabajar con adolescentes rebeldes

Veamos cómo podemos acercarnos a adolescentes rebeldes desde un punto de vista productivo, para mejorar la comunicación y la conexión con los jóvenes.

  1. Establecimiento de disciplina positiva. Los límites adecuados y negociados, el conocimiento de las consecuencias si no se cumplen y la constante comunicación para llegar a acuerdos sensatos serán elementos básicos para crear un entorno de respeto mutuo.
  2. Mejora de la educación. Hay que invertir tanto tiempo y tanta energía como tengamos en que los chicos se eduquen, vayan a clase, aprenda y mejoren su formación emocional. Es la forma más eficaz de que encaucen su comportamiento, conecten consigo mismos y también con las personas de su entorno.
  3. Toma firme de decisiones. Cuando se toma una decisión, por dura que sea, hay que ser firmes en ella. Si cedemos y no predicamos con el ejemplo, no le estamos haciendo un favor al adolescente. Por tanto, hemos de comportarnos como nos gustaría que hicieran ellos.
  4. Evita las comparaciones. Se dice que siempre son odiosas. Si estamos constantemente comparando a unos adolescentes como otros, podemos dañar la autoestima de aquellos jóvenes que salen perjudicados. Esa situación indeseada los puede volver más desafiantes y rebeldes.
  5. Evita presiones que no son necesarias. A veces ponemos metas en los adolescentes que realmente ellos no desean tener. Por eso debemos hablar con los chicos, conocer cuáles son sus objetivos, ayudarles a decidir y permitir que sean ellos mismos quienes avancen, siempre con nuestra ayuda y guía, pero permitiendo que los jóvenes puedan sentir que son ellos quienes prosperan, quienes van logrando sus finalidades, sin que nosotros volquemos frustraciones o deseos que tal vez ellos no desean.

Ten siempre muy presentes estos 5 consejos para trabajar con adolescentes rebeldes y recuerda que en Logos International School contamos con un equipo de expertos que te puede ayudar en este proceso que, por momentos, podría volverse muy complicado para muchos padres y adultos.

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